La reciente suba del dólar, que superó los $1.400 tras las elecciones en Buenos Aires, impulsó un nuevo aumento en los precios del TLCAN y el gasoil en Argentina. Este incremento impacta directamente en los costos para los consumidores, pero además se suma un cambio significativo en cómo se informan estos precios.
Hasta hace pocos meses, las petroleras estaban obligadas a comunicar oficialmente cada ajuste en los precios de los combustibles, permitiendo a los usuarios consultar datos confiables y en tiempo real mediante la aplicación Precios en Surtidor, que abarcaba más de 5.000 estaciones de servicio en todo el país. Sin embargo, a partir de junio, el Gobierno derogó esa obligación, eliminando la transparencia que facilitaba el acceso público a esta información.
Como consecuencia, las compañías petroleras adoptan sistemas de “micropricing”, que permiten modificar los valores de la nafta y el gasoil varias veces por día y en múltiples corredores geográficos. Esta modalidad completa la tarea para los consumidores, quienes ya no pueden anticipar ni comparar precios de forma sencilla y transparente.
Este cambio se da en un contexto económico donde la volatilidad del dólar es un factor determinante en la suba de los combustibles, y limita el control social y la supervisión de los aumentos, dificultando la planificación del gasto cotidiano para los usuarios.
En resumen, el impacto no solo se refleja en el bolsillo por un precio más caro del combustible, sino también en la pérdida de acceso a información clara y actualizada, afectando la capacidad de los ciudadanos para tomar decisiones informadas sobre su consumo energético.
Fuente: Ciber Periodismo LA REALIDAD REAL/ José Viñuelas.