DIEGO VALENZUELA EL CANDIDATO QUE DEJÓ LA INCLUSIÓN Y SE SUMO A LAS FILAS DEL VETO EN EMERGENCIA DE DISCAPACIDAD

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Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero, construyó durante años una imagen de gestión progresista e inclusiva, destacándose especialmente con el programa municipal “Momento Azul”, una iniciativa pionera para la inclusión de personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) en comercios y espacios públicos del distrito.

El programa promueve la adaptación de locales para hacerlos más accesibles y amigables para personas con esta condición, logrando la adhesión de más de 20 comercios y contando con el respaldo de la comunidad. Además, dentro del municipio se han impulsado múltiples políticas sociales destinadas a personas con discapacidad, como talleres protegidos y espacios adaptados para el esparcimiento inclusivo.

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Sin embargo, en su paso reciente al espacio libertario de La Libertad Avanza (LLA) como candidato a senador por la primera sección electoral, Valenzuela ha cambiado su discurso y prioridades. Su campaña se ha enfocado casi exclusivamente en temas fiscales, como la reducción de tasas e impuestos, dejando en un segundo plano (o directamente en silencio) la agenda social y de discapacidad que caracterizó su gestión local. Este cambio se vuelve visible y polémico ante el veto presidencial de LLA a la emergencia en discapacidad, una medida a la que Valenzuela no hizo mención pública ni expresó crítica alguna, lo que genera dudas sobre su compromiso real con las políticas inclusivas y sociales.

Esta desconexión entre el pasado cercano y su presente político ha sido interpretada como una contradicción flagrante: mientras en Tres de Febrero mantiene una imagen cuidada y progresista, en su nuevo espacio político se alinea detrás de un discurso libertario que prioriza la economía liberal y minimiza las problemáticas sociales que él mismo impulsó. La paradoja se agudiza cuando desde la coalición libertaria se promueve un discurso anticasta política, pero figuras como Valenzuela, que ahora la integran, replican prácticas y silencios propios de esa “casta” que dicen combatir.

Este fenómeno exponen la doble vara con la que se juzgan o se defienden las acciones según el espacio político: la casta política, según el discurso de Milei, existiría solo en otros, mientras que dentro de La Libertad Avanza se toleran incluso denuncias de corrupción y actitudes contradictorias, todo bajo el manto de un discurso de “limpieza” y “cambio”.

Por último, queda la pregunta sobre el papel de Valenzuela en la construcción del proyecto político con Javier Milei y su verdadero compromiso con la inclusión social en un espacio que en la práctica ha dado la espalda a la discapacidad. ¿Es su silencio una cuestión calculada para preservar su ambición política, o acaso la prioridad ya no es la inclusión sino la acumulación de poder?

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