El intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, volvió a hacer ruido en las redes sociales con duras críticas hacia la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, sumándose a la lista de dirigentes que piden su proscripción electoral. Sin embargo, detrás de sus declaraciones, más que un análisis serio, se percibe un oportunismo político que busca posicionarse en la interna de la provincia de Buenos Aires, sin ofrecer propuestas concretas ni soluciones reales.
Críticas superficiales y desconexión con la realidad
En un audio difundido en su cuenta de X, Valenzuela afirmó: “Los que están bancando la parada son las provincias y los municipios. Cristina no ve que el Estado nacional se está ordenando, gastando acorde a lo que entra, bajando la inflación y generando condiciones para la inversión y el crecimiento. ¡Nunca lo va a entender!” Estas palabras, más que una crítica fundamentada, reflejan una visión simplista y desconectada de la compleja realidad económica y social que atraviesa el país.
La inflación sigue siendo un problema estructural que afecta a millones de argentinos, y la supuesta “ordenación” del Estado nacional no se traduce en mejoras tangibles para la mayoría de la población. Además, Valenzuela ignora que las provincias y municipios, lejos de “bancar la parada”, enfrentan serias dificultades financieras y sociales, muchas veces agravadas por la falta de apoyo del gobierno nacional, pero también por la gestión local.
Oportunismo político disfrazado de discurso “libertario”
Valenzuela, que abandonó el PRO para sumarse a La Libertad Avanza, utiliza las redes sociales para buscar protagonismo y posicionarse como referente en la interna libertaria bonaerense. Sin embargo, su discurso se limita a críticas vacías y ataques personales, sin ofrecer un plan claro para resolver los problemas que afectan a Tres de Febrero y a la provincia en general.
Su estrategia parece más orientada a ganar votos y visibilidad que a construir una propuesta política seria y responsable. En un contexto donde la política argentina demanda liderazgos con capacidad de diálogo y gestión, Valenzuela apuesta por la confrontación y la polarización, replicando un estilo que ya mostró sus limitaciones a nivel nacional.
La contradicción de un intendente que critica pero no gobierna mejor
Es llamativo que Valenzuela critique al Estado nacional por supuestamente “no ordenar” la economía, mientras su propio municipio enfrenta cuestionamientos por problemas cotidianos como el mantenimiento urbano, la seguridad y la gestión de servicios públicos. La crítica constante hacia Cristina Kirchner y el kirchnerismo parece más un recurso para distraer la atención de sus propias falencias como intendente.
Además, su insistencia en la proscripción de la expresidenta revela una mirada autoritaria y excluyente que no contribuye al fortalecimiento de la democracia. La política debería basarse en la competencia electoral y el debate de ideas, no en impedir la participación de un sector político por la vía judicial o mediática.
Un liderazgo que no convence
En definitiva, Diego Valenzuela parece más preocupado por su carrera política personal y por disputar espacios en la interna libertaria que por gobernar con responsabilidad y compromiso. Sus declaraciones en redes sociales, lejos de aportar al debate público, alimentan la polarización y el enfrentamiento, sin aportar soluciones concretas para los problemas de la provincia de Buenos Aires.
Mientras tanto, los bonaerenses esperan propuestas serias que mejoren su calidad de vida, no discursos vacíos ni ataques gratuitos. Valenzuela tendrá que demostrar que puede ser algo más que un vocero de la confrontación y que está a la altura de los desafíos que implica gobernar uno de los municipios más importantes del país.
