Una fuga masiva de gas metil isocianato en la planta de pesticidas de Union Carbide causó la muerte inmediata de más de 3.800 personas e hirió a cientos de miles en uno de los peores desastres industriales de la historia.
El escape tóxico afectó barrios enteros, dejando secuelas ambientales y sanitarias por décadas, con estimaciones de hasta 20.000 fallecidos a largo plazo. El incidente impulsó regulaciones globales sobre seguridad química y generó demandas internacionales contra la multinacional.