El 14 de diciembre de 2003, Boca Juniors se consagró bicampeón mundial al vencer al AC Milan en la Copa Intercontinental disputada en Yokohama, Japón, tras un empate 1-1 en tiempo reglamentario resuelto por penales 3-1.
Ese gol inicial lo marcó Matías Delgado para el Xeneize a los 4 minutos del segundo tiempo, igualado más tarde por el brasileño Kaká, en un partido de alta intensidad donde la garra argentina prevaleció sobre el talento italiano.
La previa y el contexto del bicampeonato
Boca llegaba invicto tras ganar la Copa Libertadores 2003 con autoridad, eliminando a Santos en semifinales y River en la final, bajo la dirección magistral de Carlos Bianchi, el «Virrey» que ya había logrado la Intercontinental en 2000 ante Real Madrid. El Milan, campeón de la Champions League, contaba con estrellas como Maldini, Nesta y Seedorf, pero la altura de los argentinos, con Riquelme como cerebro y un «Pato» Abbondanzieri en estado sublime, equilibró la balanza en el International Stadium ante 65.000 espectadores.
Detalles clave de la definición por penales
En la tanda fatídica, Abbondanzieri se erigió en héroe al atajar los disparos de Andrea Pirlo y Dario Šimić (no Costacurta, como se mencionó inicialmente), mientras Palermo y Delgado fallaron para Boca, pero Del Vecchio y Tomasson erraron por el Milan. Raúl Cascini, el «Vasquito», definió con frialdad el penal decisivo, sellando el 3-1 y desatando la locura xeneize en Japón. Este logro, apenas tres años después del primero, posicionó a Boca como el club más laureado en la historia del torneo con tres títulos (1977, 2000, 2003).
Legado duradero de la hazaña
La victoria reforzó la mística bostera en la era post-Bilardo, consolidando a Bianchi como el DT más ganador de Boca con 16 títulos y elevando a figuras como Riquelme al olimpo mundial. En Argentina, ese 14 de diciembre se recuerda como un hito del fútbol local frente a la élite europea, inspirando generaciones y sumando la tercera Intercontinental para La Ribera en 26 años desde la de 1977 ante el Borussia Mönchengladbach. Hoy, en 2025, sigue siendo referencia de resiliencia y pasión en el deporte rey.
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