BAHÍA BLANCA BAJO EL AGUA: EL TEMPORAL QUE DESAFIÓ LOS RÉCORDS Y EL LLAMADO AL CAMBIO CLIMÁTICO

En las primeras horas del viernes 7 de marzo de 2025, la ciudad de Bahía Blanca fue azotada por un temporal sin precedentes, que en apenas cuatro horas descargó más de 200 milímetros de lluvia, superando con creces el promedio de precipitaciones que habitualmente cae en medio año.
Este fenómeno extremo no solo dejó a la ciudad sumida en el caos, sino que también puso de relieve la vulnerabilidad de las comunidades frente al cambio climático y el impacto del consumo desmedido sobre el medio ambiente.

Las intensas lluvias provocaron inundaciones masivas, con calles intransitables, hospitales anegados, y casas llenas de agua. La situación se volvió aún más dramática con el reporte de al menos seis muertos y decenas de familias evacuadas. Según informes locales, más de 40 familias fueron evacuadas, y el transporte público fue suspendido para evitar mayores complicaciones.
El Servicio Meteorológico Nacional emitió una alerta roja para la región, lo que refleja la gravedad de la situación. Además, el gobierno bonaerense calificó el evento como “una tragedia” y anunció el envío de ayuda a la ciudad. La respuesta de las autoridades incluyó el despliegue de fuerzas federales para colaborar en las evacuaciones y mitigar los efectos del temporada.

Este evento extremo no es aislado; forma parte de un patrón global de fenómenos climáticos cada vez más intensos y frecuentes. El cambio climático, impulsado por el consumo desmedido y las emisiones de gases de efecto invernadero, está alterando los patrones meteorológicos tradicionales, llevando a tormentas más intensas y desastres naturales más frecuentes.
La relación entre el consumo desmedido y el daño ambiental es innegable. Nuestro sistema económico, basado en el crecimiento constante y el uso intensivo de recursos naturales, está poniendo en peligro la sostenibilidad del planeta. La producción y el consumo excesivos generan residuos, contaminación y emisiones que aceleran el calentamiento global, lo que a su vez intensifica los fenómenos climáticos extremos como el que azotó a Bahía Blanca.
En este contexto, es crucial que las comunidades y los gobiernos tomen medidas urgentes para reducir su huella de carbono y promover prácticas sostenibles. La adaptación a los cambios climáticos requiere no solo infraestructura resiliente, sino también un cambio cultural profundo en cómo vivimos y consumimos.
