Un juez federal determinó que Google ejerció monopolios ilegales en el sector de tecnología publicitaria, particularmente en herramientas clave como servidores de anuncios para editores y plataformas de intercambio digital.
Puntos centrales de la decisión:
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Ámbito de influencia: Las prácticas anticompetitivas afectaron a editores, competidores y consumidores, consolidando un dominio que distorsionó el mercado durante más de una década.
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Estrategias cuestionadas:
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Integración forzada entre sus propias herramientas publicitarias, limitando la interoperabilidad con servicios externos.
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Eliminación deliberada de funciones en sus productos para obstaculizar a rivales.
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Cláusulas contractuales que priorizaban el uso exclusivo de sus sistemas.
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Consecuencias: Estas acciones permitieron a Google controlar flujos clave de la publicidad digital, generando ganancias masivas y marginando a competidores.