La reciente sanción mediática en la Cámara de Diputados de Buenos Aires al proyecto de Ley que crea el Régimen de Estímulo a la Inversión (RIGI) ha generado un intenso debate en el ámbito político y económico.
Este proyecto se presenta como una contrapropuesta al Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) impulsado por el gobierno nacional de Javier Milei, el cual ha sido criticado por favorecer a las grandes fortunas.Ana Luz Bálor, oriunda de Tres de Febrero y diputada, ha sido una voz destacada en este proceso. En su cuenta de Facebook, expresó:
“Frente a un gobierno nacional que se propuso destruir a nuestra industria, el gobernador Axel Kicillof sigue apostando por la producción y el trabajo. Por eso, en la cámara de diputados bonaerense aprobamos la propuesta enviada por el poder ejecutivo, una herramienta fundamental para el desarrollo económico industrial, que cuenta entre otras cosas con beneficios fiscales para las inversiones estratégicas, impulsa la generación de valor agregado, el aumento de exportaciones, la sustitución de importaciones y la diversificación de la matriz productiva.”
El REGI busca establecer un marco que incentive la inversión local y proteja a la industria nacional frente a las políticas del RIGI. Este último ha sido diseñado para atraer inversiones significativas mediante beneficios impositivos que han suscitado críticas por su potencial impacto negativo en las pequeñas y medianas empresas (Pymes) y en la producción local. Por otro lado, el RIGI , que ya recibió media sanción en Diputados, ofrece incentivos fiscales para proyectos que superen los 200 millones de dólares, lo que ha llevado a acusación de crear un entorno favorable únicamente para las grandes corporaciones.
La aprobación del RIGI es vista como un esfuerzo por parte del gobierno provincial para contrarrestar lo que muchos consideran un “regalo fiscal” del RIGI a los sectores más privilegiados. Balor y otros legisladores sostienen que el RIGI no solo beneficiará a las grandes empresas, sino que también fomentará el empleo local y la producción nacional. Este debate no solo refleja las tensiones políticas actuales entre el gobierno provincial y nacional, sino también una lucha más amplia sobre cómo se debe estructurar la economía argentina en un contexto post-pandemia y con desafíos inflacionarios persistentes. La discusión sobre estos regímenes continuará siendo un tema candente en los próximos meses, especialmente a medida que se acerquen las elecciones y se evalúen los efectos económicos de ambas propuestas.