Gonzalo Pares, ingeniero agrónomo del INTA AMBA, aclaró las dudas sobre este mecanismo de modificación genética de las plantas.
Se sabe que una dieta variada y equilibrada compuesta por buenos alimentos naturales contribuye a una buena salud y brinda múltiples beneficios. Es así como muchas personas optan por productos más orgánicos, obtenidos directamente de los productores, para garantizar que sus alimentos no hayan sido sometidos a un proceso de modificación genética que afecte sus verdaderos nutrientes.
Pero ¿qué es una planta transgénica? En comunicación con Radio Universidad, el ingeniero agrónomo Gonzalo Pares, del INTA AMBA, aclaró las dudas: “Una semilla o una planta transgénica es una planta a la que le pusieron un gen de otro ser vivo. En Argentina, hay soja, maíz y algodón transgénicos, pero no hay hortalizas ni verduras modificadas genéticamente, excepto el choclo”.Para explicar este proceso, se refirió a la producción de trigo. “En este caso, se le coloca un gen de girasol que lo hace resistente a la sequía y un gen de una bacteria que se usa como ‘marcador’ para controlar que el proceso de ingeniería genética salga bien y, además, lo hace resistente al glufosinato de amonio, un herbicida de amplio espectro que se utiliza para controlar las malezas”, indicó.
Entonces, ¿vamos camino a una época de producción transgénica de los alimentos? Para Pares, es una cuestión que la ciencia “está pensando”. “Históricamente, desde que el hombre se dedica a la agricultura, siempre fue mejorando variedades a través de distintos mecanismos, no solo con la transgénesis: también lo hizo con procesos de cruzamientos, selección o mediante híbridos”, agregó.
En el caso de los híbridos, se trata de una cruza de dos líneas puras distintas; actualmente, la mayor parte de hortalizas que se consumen, ya sean tomates, morrones o berenjenas, son híbridos. Si bien al comienzo pueden resultar plantas muy productivas, eventualmente se “degeneran”. “Luego de la primera generación de la planta, las semillas híbridas recolectadas no van a producir una planta igual a su padre, sino que se obtendrán otras más parecidas a sus abuelos y bisabuelos, lo que dificulta el proceso de guardado de las semillas; por eso, muchos productores que trabajan con híbridos están en esa disyuntiva de tener que estar comprando semillas originales todos los años”, argumentó.