En un país donde el ajuste fiscal del gobierno de Javier Milei ha golpeado con fuerza los sectores de salud, educación e industria, miles de argentinos viven con el estómago revuelto. No es casualidad: la incertidumbre laboral, alimentada por despidos masivos y un mercado en picada, está disparando trastornos de ansiedad, depresión y estrés crónico. Expertos advierten que esta «vida desorganizada» —no por elección, sino por la falta de precibilidad mañana— erosiona la salud mental colectiva.

El impacto de los recortes en la salud mental

Desde que asumió en diciembre de 2023, el gobierno ultraderechista implementó un plan de austeridad que recortó un 30% el presupuesto en salud pública y un 40% en educación, según datos del Ministerio de Economía y observatorios independientes como el CIESS. En paralelo, la industria manufacturera perdió 50.000 puestos de trabajo en 2024, con fábricas cerradas en Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe por la apertura importadora y la devaluación.

«Cuando no sabés si mañana tenés laburo, tu cerebro entra en modo supervivencia», explica la psicóloga laboral Jimena López, del Hospital Italiano. «La incertidumbre activa el eje HPA —hipotálamo-pituitario-adrenal—, liberando cortisol nonstop. Esto genera insomnio, irritabilidad y, a largo plazo, depresión mayor». Un estudio de la Universidad de Buenos Aires (UBA), publicado en noviembre de 2025, revela que el 45% de los desempleados industriales reporta síntomas de ansiedad severa, un salto del 20% respecto a 2022.

Testimonios: vidas en pausa

En Santos Lugares, periferia bonaerense, Juan Pérez (42), ex operario textil, resume el drama: «Trabajé 15 años en una fábrica que cerró por las importaciones chinas. Ahora hago changas, no duermo pensando en el alquiler. Mi mujer está con ataques de pánico, y los pibes no entienden por qué no hay más clases de apoyo en la escuela». Casos como el de Juan se multiplican: la línea 135 del Ministerio de Salud registró un 25% más de consultas por estrés laboral en 2025.

El desmoronamiento industrial agrava todo. El INDEC reporta una caída del 15% en la producción fabril, con 200.000 empleos en riesgo. «No es solo perder el sueldo; es la desorganización total: turnos impredecibles, deudas que se acumulan y un sistema público colapsado que no da abasto», detalla el sociólogo Eduardo Rinesi, de la UBA. En educación, los recortes a becas y programas socioeducativos dejan a familias sin red de contención, potenciando el aislamiento.

No todo es culpa del ajuste, pero lo acelera

Claro, la salud mental no se reduce a la economía: factores como la pandemia residual o redes sociales juegan su parte. Sin embargo, el combo de ultraderecha —con sus políticas libertarias de «sálvese quien pueda»— actúa como catalizador. La OMS advierte que, en contextos de crisis laboral, el riesgo de suicidio sube un 20%. En Argentina, las derivaciones psiquiátricas en hospitales públicos aumentaron un 35% este año, per datos del SAME.

Organizaciones como la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires claman por políticas contracíclicas: más inversión en salud mental comunitaria y subsidios laborales. Mientras, el gobierno insiste en que «el ajuste es el camino a la libertad». Para miles, es el camino al abismo.

Sobre Nosotros

Por Claudio Gambale

Claudio Gambale 47 años , Periodista de Tres de Febrero.