Diego Valenzuela, exintendente de Tres de Febrero con licencia como senador provincial mientras espera un cargo nacional en el gobierno de Javier Milei, sigue paseándose por el distrito como si nada hubiera cambiado. Ayer mismo, junto a su esposa Daniela Reich —su eterna compañera de fórmula—, presentó un concierto en la Plaza de la Unidad Nacional de Caseros.
Allí, Valenzuela no dudó en tuitear con entusiasmo: «Maravilloso concierto con temas de la patria, por la banda de jazz de @Municipalidad3F , hoy en la plaza de la Unidad Nacional de Caseros».
Estas apariciones públicas parecen más un apego nostálgico al poder municipal que un simple acto protocolar. Con el nuevo intendente ya al mando, Valenzuela actúa en soledad o en dúo familiar, proyectando la imagen de quien aún manda o, peor aún, de un trampolín para 2027. Recordemos sus provocaciones en redes: más de una vez respondió a críticas sobre su gestión con un desafiante «Nos vemos en 4 años en la gobernación», alimentando la interna libertaria bonaerense.
¿Es esto lealtad al distrito o una estrategia calculada para posicionarse como candidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires? En tiempos de Milei, donde la política se juega en la visibilidad y las redes, Valenzuela no suelta el micrófono. Tres de Febrero merece líderes que pasen la posta, no eternos aspirantes que usan el municipio como escalón personal.