El 16 de diciembre de 1773, colonos disfrazados de indígenas mohawk arrojaron 342 cofres de té británico al puerto de Boston, en un acto de protesta contra los impuestos por el Parlamento de Londres sin representación colonial.
Conocido como la Boston Tea Party, este sabotaje simbólico respondió a la Tea Act de 1773, que favorecía al monopolio de la Compañía de las Indias Orientales y avivaba el lema «no taxation without representation», uniendo a las Trece Colonias contra la Corona. La acción, liderada por el grupo Sons of Liberty y Samuel Adams, destruyó carga valorada en millas de libras esterlinas, escalando tensiones que culminarían en la Guerra de Independencia.
El evento ocurrió en el contexto de boicots previos al té, tras la revocación de la Stamp Act, pero la Tea Act reavivó la ira por el control económico británico; los colonos bloquearon tres buques en el muelle Griffin durante horas, asegurando que ningún té llegará a tierra. Londres respondió con las Intolerable Acts (o Coercive Acts), cerrando el puerto de Boston y ampliando poderes reales en Massachusetts, lo que galvanizó el apoyo intercolonial en el Primer Congreso Continental de 1774. Este hito no solo dañó la economía británica, sino que inspiró movimientos anticoloniales globales, incluyendo ecos en América Latina.
Hoy, la Boston Tea Party se conmemora como génesis de la democracia estadounidense, con réplicas anuales en el muelle actual; su legado radica en demostrar cómo la desobediencia civil puede desafiar imperios y forjar naciones.