El 14 de diciembre de 1989, las elecciones presidenciales en Chile dieron la victoria a Patricio Aylwin, candidato de la Concertación de Partidos por la Democracia, con alrededor del 55% de los votos.
El resultado significó el cierre del ciclo dictatorial encabezado por Augusto Pinochet y el inicio formal de la transición hacia un régimen democrático, con asunción prevista para marzo de 1990.
Ese 14 de diciembre se convirtió en un símbolo regional de salida pactada de una dictadura, con una Constitución aún heredada del régimen militar y con amplios sectores sociales reclamando verdad y justicia. Aylwin debía gobernar en un delicado equilibrio entre la presión de las Fuerzas Armadas, las demandas de los organismos de derechos humanos y las expectativas de transformación económica y política.