La insólita exposición antivacunas que organizó la diputada del PRO Marilú Quiróz sigue generando rechazos. “La evidencia científica es clara y contundente: las vacunas son seguras, eficaces y salvan millones de vidas cada año”, señala la especialista Daniela Hozbor.
Redacción Canal Abierto | Esta semana el Congreso de la Nación se convirtió en escenario de un insólito acto antivacunas: bajo el título “¿Qué contienen realmente las vacunas COVID-19?”, la jornada fue convocada por la diputada del PRO por Chaco, Marilú Quiroz, y autorizada por el presidente de la Cámara baja, Martín Menem.
Lo que en principio se presentó como un evento de “debate” derivó en una exposición de teorías conspirativas y reclamos sin evidencia científica. Uno de los momentos más polémicos y bizarros fue cuando una de las oradoras, la licenciada en biotecnología Lorena Diblasi, subió a un hombre —desnudo de torso— al escenario y lo instó a “demostrar” con imanes pegados al cuerpo los supuestos efectos adversos de las vacunas contra el COVID-19.
El hombre, identificado como José Daniel Fabián, aseguró que ese fenómeno (la atracción magnética al cuerpo) había comenzado tras recibir dos dosis de la vacuna de AstraZeneca. Obviamente, no se presentaron pruebas ni estadísticas que sustenten la «teoría» en cuestión.
La naturaleza de las afirmaciones conspirativas y sin respaldo provocó un inmediato rechazo dentro del Congreso, pero también de la comunidad científica.
En este marco, Canal Abierto dialogó con la investigadora del CONICET e integrante de la Comisión Nacional de Inmunizaciones, Daniela Hozbor. “Es alarmante y peligroso: hay un sinfín de estudios que demuestran que las vacunas son seguras, incluso la del COVID” , apuntó.
“Un relevamiento sobre cuatro patógenos reveló que en los últimos 50 años las vacunas salvaron aproximadamente 154 millones de vida; esto es, 6 vidas por minuto”, explicó.
El episodio no es anecdótico en un contexto de avance de relatos anticientíficos, incluso desde las más altas esferas del Estado. De hecho, en las últimas semanas se registraron rebrotes de enfermedades prevenibles, como la tos convulsa o el sarampión.