CRISTALIZACIÓN DEL AJUSTE E INDUSTRICIDIO, ELEMENTOS DEL PRESUPUESTO NACIONAL 2026
27 Nov, 2025
Contracción del gasto público, pago de la deuda y un superávit financiero que anticipa recortes si cae la recaudación. Este informe del IEF, el IDEP y el IPyPP presenta claves para analizar el proyecto del Gobierno en el presupuesto nacional del próximo año.
Los espacios de investigación y producción de conocimiento vinculados a la CTA autónoma presentaron un informe conjunto para analizar el escenario económico en función del Presupuesto 2026. El IEF de la CTA (Instituto de Estudios y Formación), el IPyPP (Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas) y el IDEP de ATE (Instituto de Estudios sobre Estado y Participación) publicaron el documento al que podés acceder desde este enlace.
Elementos para el análisis del Presupuesto 2026_ipypp idep ief
El proyecto de Presupuesto 2026 presentado por el Gobierno nacional constituye la cristalización del ajuste ya realizado en los primeros años de gestión. Se trata de un presupuesto diseñado para sostener la contracción del gasto público, priorizar el pago de la deuda y garantizar un superávit financiero que, lejos de resolver los problemas estructurales de la economía, anticipa nuevos recortes en caso de que la recaudación caiga. Este escenario es altamente probable en el marco del industricidio en curso, de la caída del consumo y de una política recesiva que erosiona las bases tributarias.
El texto presupuestario invisibiliza, además, la verdadera magnitud del peso de la deuda ya que la mayor parte de los intereses son capitalizables y, por lo tanto, no se registran como gasto corriente, aunque incrementan de manera explosiva el endeudamiento. Bajo esta contabilidad parcial, se proyecta un resultado superavitario que, incluso después de pagar los intereses, permitiría aumentar significativamente partidas sensibles como salud, educación, infraestructura o políticas sociales. Plata hay; la decisión de no utilizarla en favor de la mayoría es puramente política.
El problema de fondo es que las proyecciones oficiales se apoyan en supuestos macroeconómicos inverosímiles. La combinación de atraso cambiario, déficit comercial
estructural, estimaciones irreales de inflación y crecimiento, y un esquema financiero dependiente del FMI, vuelve inconsistente la narrativa oficial. Una pauta de inflaciónapenas más realista -como la que surge del propio REM del BCRA- muestra que el ajuste presupuestario sería todavía mayor sin verificarse ningún relajamiento en lo proyectado para el año que viene.
Por último, el superávit no resuelve la restricción externa, que el propio Presupuesto reconoce al proyectar déficits comerciales continuos hasta 2028. En ese marco, la
economía seguirá chocando con la falta de divisas, lo que compromete tanto el crecimiento como la sostenibilidad del esquema financiero. Dicho de otro modo, al revés de lo que sostiene Milei, lo peor no pasó, continuará ocurriendo de sostenerse el rumbo que propone el Gobierno Nacional.
