EL SECUESTRO DEL CADÁVER DE EVA PERÓN: EL DRAMA OCULTO DETRÁS DEL MITO

Foto NA

El 22 de noviembre de 1955, apenas dos meses después del golpe que derrocó a Juan Domingo Perón, un comando de la llamada Revolución Libertadora irrumpió en la sede de la Confederación General del Trabajo (CGT) y secuestró el cadáver embalsamado de María Eva Duarte de Perón.

Este hecho macabro fue parte de una estrategia para borrar la influencia política y simbólica que Evita todavía ejercía, convirtiendo su cuerpo en un trofeo de odio y confrontación.

El cuerpo de Eva Perón, embalsamado por el médico español Pedro Ara Sarriá, fue trasladado clandestinamente bajo un nombre falso y ocultado durante años, pasando por Italia y España en una cadena de maniobras secretas y negociaciones opacas. No fue hasta el 3 de septiembre de 1971 que el cadáver fue finalmente devuelto a Juan Domingo Perón, exiliado entonces en Madrid, cerrando un largo periplo marcado por el odio político, el misterio y la manipulación de la memoria histórica.

Este episodio revela no solo la intensidad de la lucha política en Argentina sino la dimensión simbólica que Eva Perón adquirió, incluso después de su muerte, transformándose en un emblema popular que el régimen militar quiso aniquilar sin éxito.​

 

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