COLAPSO EN OBRAS SOCIALES Y PREPAGAS: USUARIOS EN LA ESPERA Y UN ESTADO AUSENTE

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Desde la pandemia, obras sociales y prepagas modificaron servicios básicos sin justificación clara, generando demoras, falta de atención presencial y problemas en la autorización de prestaciones, mientras el Estado no regula y el sistema privado se desmorona.

El sistema de salud privado en Argentina, compuesto por obras sociales y prepagas, se encuentra en un colapso que afecta directamente a millones de afiliados. Desde la llegada de la pandemia, muchas de estas entidades han cambiado sus formas de prestación, recortando servicios básicos como la entrega de boletas y credenciales en papel, y cerrando oficinas de atención presencial que antes funcionaban en diversos puntos del país. Esta transformación, planteada muchas veces como una modernización digital, no ha sido acompañada de mejoras reales en la atención. Por el contrario, ha generado un aumento en las demoras y un empeoramiento general en la calidad del servicio.

Algunos motivos:

  • Fallas en servicios básicos:
    Muchas obras sociales dejaron de enviar la boleta y credenciales a domicilio, lo que obliga a los usuarios a realizar todo por canales digitales, sin considerar que esto excluye a sectores con menos acceso a tecnología.

  • Cierre de oficinas y aumento de demoras:
    Las oficinas de atención cara a cara se redujeron o suprimieron, limitando la interacción directa con afiliados. Las demoras para obtener turnos o para resolver problemas concretos, desde autorizaciones hasta reclamos, aumentaron considerablemente.

  • Desfinanciamiento y falta de pagos a clínicas:
    La relación entre obras sociales y clínicas privadas está tensionada por falta de pagos, provocando cierres y reducción de servicios, generando impacto en el acceso a la salud.

  • Problemas con autorizaciones de medicación crónica:
    Por ejemplo, un cronista de Notigital lleva más de 18 días esperando una autorización para un medicamento crónico, un proceso que hasta 2023 era mucho más ágil y confiable.

  • Cambios permanentes en planes y cobertura:
    Las prepagas modifican constantemente sus planes y coberturas, generando incertidumbre en los usuarios y complicaciones para acceder a prestaciones que tenían aseguradas.

  • Ausencia del Estado y lema de autorregulación:
    El Estado nacional mantiene una postura ausente o deficiente en la regulación del sector privado, bajo la premisa de que “el mercado se regula solo”. El resultado es que muchas personas pierden tiempo y salud reclamando sin recibir respuestas.

La crisis en la salud no es solo del sistema público: la salud privada está colapsando también ante la falta de regulación, transparencia y una gestión eficiente. Los aumentos mensuales de cuotas no se traducen en mejoras visibles para los afiliados, que enfrentan una burocracia cada vez más pesada y un sistema que los deja en la incertidumbre. Sin un Estado presente y una mayor responsabilidad del sector privado, la situación parece lejos de mejorar.

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