El campo denominado «Nacional y Popular», que agrupa al peronismo, enfrenta una encrucijada compleja para recuperar el protagonismo y ampliar su base electoral en un contexto político cada vez más polarizado. La dificultad para generar canales de diálogo internos y la resistencia al relevo generacional mediante el aferramiento al poder por parte de algunos dirigentes conspiran contra la unidad y renovación del espacio.
En la provincia de Buenos Aires, el 7 de septiembre la coalición Fuerza Patria, con Axel Kicillof como figura central, logró sustraer más del 13% de votos a la ultraderecha de La Libertad Avanza. Sin embargo, en las elecciones del 26 de octubre, que se nacionalizaron, la fuerza libertaria encabezada por Diego Santilli logró imponerse en la provincia y obtuvo resultados significativos en otras provincias, en una demostración del crecimiento de la derecha conservadora a nivel país.
La estrategia de polarizar la disputa con la figura de Cristina Kirchner frente al Gobierno nacional de Javier Milei favoreció claramente el crecimiento del espacio libertario. Tras los resultados, diversos dirigentes kirchneristas, especialmente intendentes afines al kirchnerismo, expresaron en redes sociales que desdoblar las elecciones provinciales, como hizo Kicillof, pudo haber sido un error político que perjudicó la capacidad electoral del peronismo.
Un momento llamativo en la jornada electoral fue ver a Cristina Kirchner cantar y bailar desde el balcón de su domicilio en San José 1111, donde cumple prisión domiciliaria por orden judicial. Para muchos, una prisión injusta que añade un tono emotivo a la compleja situación que atraviesa el peronismo.
La derrota nacional de Fuerza Patria fue contundente y despierta un intenso debate interno sobre quién debe conducir hoy el proyecto político del peronismo. Mientras algunos reclaman una renovación urgente para reconectar con nuevos sectores sociales y políticos, otros siguen convencidos de que la figura de Cristina Kirchner sigue siendo irreemplazable, alimentando una pulsada de poder que paraliza el avance del espacio.
Entre la necesidad de «ser» y la actitud de «no dejar ser» a otros líderes, el peronismo o campo «Nacional y Popular» continúa sin encontrar el rumbo claro para repensarse y volver a posicionarse como la fuerza política capaz de desafiar el avance de la derecha conservadora en Argentina.