El 20 de octubre de 2011, la organización separatista ETA anunció el cese definitivo de su actividad armada, poniendo fin a décadas de conflicto en España que causaron miles de víctimas y tensiones políticas.
Este anuncio fue recibido con esperanza por distintos sectores sociales y políticos que vieron en esta decisión una oportunidad para avanzar hacia la reconciliación y la construcción de una sociedad más pacífica. Desde entonces, se han promovido procesos de diálogo y memoria histórica para afrontar las heridas del pasado, consolidando la democracia y el respeto a los derechos humanos en la región.