En una polémica entrevista concedida al programa Viale, la candidata de La Libertad Avanaza, Karen Reichardt, realizó declaraciones que encendieron el debate político y social. Reichardt calificó de manera despectiva como «enfermos mentales» a quienes optan por votar por otras fuerzas políticas.
Cuando se le pidió que aclarara su comentario y se la invitó a reflexionar sobre la gravedad de sus palabras, la dirigente no solo no lo negó, sino que intentó justificar su postura afirmando que no se refería exactamente a eso. Sin embargo, sus palabras quedaron claras y dejaron en evidencia una intención de desacreditar a quienes eligen opciones diferentes a la suya.
La polémica no terminó ahí. Reichardt también recurrió a una fuerte estigmatización de los sectores más vulnerables de la sociedad. Afirmó que si los pobres no apoyan a La Libertad Avanaza, es porque prefieren vivir en condiciones precarias, sin acceso a cloacas ni baños, e incluso sugiriendo que necesitan usar un balde para sus necesidades. Este tipo de comentarios han sido duramente criticados por dirigentes de la oposición, organizaciones sociales y expertos en derechos humanos, quienes consideraron estas expresiones como un claro ejemplo de intolerancia y desprecio hacia las personas en situación de pobreza.
La campaña de Reichardt se complica a raíz de estas declaraciones, que podrían afectar su imagen pública y el respaldo electoral, especialmente en barrios y zonas vulnerables donde estas expresiones generan rechazo y malestar.
Por su parte, desde su entorno político, intentaron bajar el tono de la polémica asegurando que fueron declaraciones fuera de contexto y que la candidata busca enfocarse en propuestas de gobierno que mejoren la calidad de vida de todos los ciudadanos, sin importar su situación social o política.
Esta situación pone en evidencia las tensiones crecientes dentro del escenario político nacional y la importancia de mantener un discurso respetuoso que no profundice las divisiones sociales existentes.