El 13 de octubre de 1959, la NASA lanzó el satélite Explorer 7, uno de los pioneros en investigación espacial.
Este satélite fue diseñado para estudiar partículas energéticas, radiación solar y otros fenómenos atmosféricos e interesantes. Explorer 7 proporcionó datos fundamentales para la comprensión de la atmósfera terrestre y el medio ambiente espacial, contribuyendo a avances científicos cruciales en física y meteorología espacial.
Este lanzamiento consolidó la capacidad de los Estados Unidos para explorar y monitorear el espacio, en un contexto de competencia tecnológica con la Unión Soviética.