LA TRAMPA LIBERAL Y LA EXCLUSIÓN INDUSTRIAL EN ARGENTINA: ¿ES VACA MUERTA LA ÚNICA SOLUCIÓN?
En 2025, bajo un gobierno que impulsa el modelo liberal, Argentina vive un escenario económico marcado por la promoción de inversiones extranjeras para la explotación intensiva de recursos naturales, con Vaca Muerta como referente principal.
Esta cuenca neuquina ya alcanzó récords históricos en producción de petróleo y gas no convencional, generando expectativas por flujos masivos de dólares frescos que se presentan como la solución a los problemas financieros del país.
Sin embargo, esta narrativa esconde una trampa. La llamada “trampa liberal” consiste en que, al focalizar el desarrollo económico exclusivamente en la exportación de materias primas y servicios asociados, se deja de lado el fortalecimiento de la industria nacional y la generación de empleo de calidad. Pese al auge energético, la realidad para las industrias, PyMEs y comercios argentinos es la crisis diaria: cierres, despidos y un panorama creciente de industricidio que amenaza la base productiva del país.
La espectacular expansión de Vaca Muerta, con proyecciones que llegan a ingresos anuales para el Banco Central por más de 57.000 millones de dólares en escenarios optimistas, es indudable. Sin embargo, los beneficios económicos concentrados en el sector energético no se traducen automáticamente en desarrollo industrial ni en un mercado laboral robusto y diversificado.
Los analistas advierten que sin una política activa que acompañe estas inversiones con una estrategia de industrialización y diversificación económica, Argentina podría volver a ser un país proveedor de recursos primarios y servicios financieros, perdiendo su capacidad para sostener el empleo estable y de calidad que la población demanda.
Este modelo, que libera la economía y apuesta a la atracción de capitales externos sin una base industrial fortalecida, profundiza la precarización laboral y el cierre de emprendimientos nacionales. La narrativa liberal vende la explotación de recursos naturales como una solución mágica, pero en la práctica contribuye a la degradación de la estructura productiva y social del país.
El debate sobre el futuro de Argentina no puede soslayar estas tensiones. La trampa liberal plantea un dilema estructural: ¿continuar por el camino de la dependencia primarizada, con industrias que cierran y empleos precarios, o apostar a un modelo de desarrollo soberano, industrial e inclusivo?
Enfrentar esta trampa exige revisar el modelo económico, acompañar las inversiones de Vaca Muerta con políticas de fortalecimiento industrial y laboral, y evitar caer en un ciclo que privilegia la renta inmediata sobre el crecimiento sustentable y la justicia social.
