El nuevo informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) describe al Presupuesto 2026 como la cristalización del ajuste ya en marcha, un esquema diseñado para sostener la contracción del gasto público, priorizar el pago de la deuda y blindar un superávit financiero que se usa como excusa para continuar recortando si cae la recomendación.
En un contexto de industricidio, recesión y caída del consumo que erosiona las bases tributarias, el proyecto presupuestario invisibiliza el verdadero impacto de la deuda, que aumenta de forma explosiva al no incluir en el gasto los intereses capitalizables.
Los supuestos macroeconómicos del Presupuesto se consideran pura ficción: se proyecta un crecimiento del consumo del 10,2% en 2025 cuando los salarios reales siguen un 7% por debajo de 2023 y el crédito al consumo tiene tasas superiores al 100% anual. En inversión, se espera un crecimiento del 26,5% en 2025 y 9,4% anual después, a pesar del cierre de millas de empresas, una caída del 25% en la inversión privada no energética y una apertura importadora que favorece bienes de capital importados. El esquema financiero, que implica sostener un dólar a $1,423 en diciembre de 2026, no es viable ante un déficit comercial creciente y el cierre de los mercados internacionales para Argentina.
En cuanto a la recaudación, el informe destaca un aumento mínimo de la presión tributaria, que sólo sube 0,5 puntos del PBI, con el 78% proveniente de salarios, consumo y jubilaciones, y una caída significativa de Bienes Personales. Esto confirma que el esquema tributario mantiene su carácter regresivo y procíclico, cargando el peso sobre los sectores populares mientras se libera a los grandes patrimonios.
El gasto público muestra un ajuste perpetuo: entre 2023 y 2025 se redujo 6,2 puntos del PBI, una contracción real del 29%. Para 2026, con la inflación oficial, crecería apenas un 1,5% real, y con la inflación según el REM bajaría un 2,2% real. Sectores como Servicios Económicos y Transporte ya sufrieron caídas mayores al 50%, mientras que Servicios Sociales descienden 2,4 puntos del PBI con recortes en áreas clave como educación, seguridad social, ciencia y vivienda.
Respecto al resultado fiscal, aunque existe un superávit primario del 1,5% del PBI y financiero del 0,3%, que equivale a un excedente de $2,7 billones después de pagar intereses, estos fondos podrían haberse destinado a reactivar obra pública, incrementar transferencias a universidades, financiar hospitales o triplicar el presupuesto en ciencia y tecnología. Sin embargo, la decisión política es priorizar la deuda.
Finalmente, el informe advierte que el superávit es solo un artificio contable pues, a pesar de declararse así, la deuda crecerá en $9,5 billones en 2026 por los intereses capitalizables no reflejados en el gasto. Así, el Presupuesto 2026 consolida la recesión, ajusta servicios sociales y productivos, reconoce déficits externos estructurales y profundiza la dependencia del FMI. Plata hay, pero falta voluntad política, ya diferencia de lo que plantea Milei, lo peor aún no pasó.
Para más detalles, consulte el informe completo en la página oficial del IPyPP: Nuevo Informe IPyPP.