EL CRECIENTE IMPACTO DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS EN LA SALUD MENTAL: UN DESAFIO INVISIBLE QUE AFECTA A NIÑOS Y ADULTOS

Foto Dync Solutions

En los últimos años, el vertiginoso avance de las nuevas tecnologías ha transformado radicalmente la vida cotidiana, pero junto con sus beneficios, ha surgido un problema silencioso y alarmante: el aumento de trastornos de salud mental relacionados con el uso excesivo de dispositivos digitales. Este fenómeno afecta principalmente a los niños, aunque tampoco escapa a la población adulta.

Especialistas en salud mental coinciden en que la exposición prolongada a pantallas, redes sociales y videojuegos contribuye a un incremento notable de cuadros de ansiedad, ataques de pánico e insomnio. Los niños, cuyo desarrollo emocional y cognitivo aún está en formación, son particularmente vulnerables a estas alteraciones.

El impacto en los más jóvenes se refleja en un aumento de consultas por síntomas de ansiedad generalizada, dificultades para conciliar el sueño y episodios de ataques de pánico. Además, esta situación se vincula con la presión constante de la interacción virtual, la sobreestimulación y la falta de desconexión necesaria para un desarrollo equilibrado.

Por su parte, los adultos también manifiestan un crecimiento en las consultas médicas por problemas similares, en muchos casos vinculados al estrés laboral potenciado por la conectividad permanente, la sensación de dependencia y la dificultad para establecer límites en el uso de tecnologías.

La comunidad médica advierte que esta problemática requiere medidas urgentes de prevención y concientización, tanto en el ámbito familiar como en la escuela y los espacios laborales. La regulación del tiempo de pantalla, la promoción de actividades al aire libre y el acompañamiento psicoemocional son algunas de las estrategias recomendadas para mitigar el impacto y proteger la salud mental de la sociedad.

En conclusión, el uso excesivo de las nuevas tecnologías representa un riesgo creciente y poco visible para la salud mental, especialmente entre los niños. Reconocer y abordar este fenómeno es clave para prevenir un daño mayor y promover un uso responsable y equilibrado de la tecnología en todos los sectores de la población.

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