LA INJERENCIA DE ESTADOS UNIDOS EN VENEZUELA: ENVIA BUQUES DE GUERRA AL CARIBE EN INTENTO DE GOLPE

Foto BBC

La reciente decisión de Estados Unidos de enviar buques de guerra al sur del Caribe, en las inmediaciones de Venezuela, no es una medida aislada ni fortuita.

Se trata de una clara manifestación de un intento flagrante de desestabilización y golpe de Estado contra la soberanía venezolana, una nación que hoy enfrenta ataques sistemáticos que remiten a viejas estrategias de dominación y control político.

Bajo el gobierno de Nicolás Maduro, Venezuela sigue siendo poseedora de uno de los recursos naturales más codiciados del mundo: el petróleo. Este bien preciado ha sido durante décadas blanco de intereses externos que, lejos de buscar un diálogo o soluciones pacíficas, apuestan a la imposición de su voluntad a través de la presión militar y económica. La presencia de la flota estadounidense en el Caribe no puede interpretarse de otra manera que como un acto de intimidación, una pulsada de poder con claros objetivos coloniales.

El mandato del expresidente Donald Trump fue caracterizado por una política exterior agresiva y un renovado intervencionismo en América Latina. La escalada de acciones contra Venezuela, bajo su liderazgo y continuada por sus sucesores, refleja con claridad que la estrategia norteamericana no solo busca controlar recursos estratégicos, sino también relegitimar viejos modelos de hegemonía. Esta actitud no solo perjudica a Venezuela, sino que también atenta contra la estabilidad de toda la región caribeña y latinoamericana.

En tiempos donde se habla tanto de soberanía y autodeterminación, resulta paradójico y preocupante que un país como Estados Unidos utilice el poder militar para influir en los asuntos internos de otra nación. Esta política beligerante, lejos de solucionar diferencias, solo promueve la división, el sufrimiento social y el retroceso democrático.

Es imprescindible que la comunidad internacional condene este tipo de intervencionismo, y que se revaloren los principios de respeto mutuo entre naciones. La historia nos ha enseñado que los intentos de golpes de Estado y la imposición por la fuerza no conducen más que a largos períodos de inestabilidad y conflictos.

Venezuela merece respeto a su soberanía ya su derecho de decidir su futuro sin presiones externas. La defensa del Caribe como espacio de paz debe ser una prioridad para todos los pueblos de América Latina y el mundo.

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