VLADIMIR MAYAKOVSKY: EL LEGADO DE UN POETA REVOLUCIONARIO NACIDO UN 19 DE JULIO DE 1893

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Vladimir Vladímirovich Mayakovsky, nacido el 19 de julio de 1893 en Baghdati, Georgia (entonces parte del Imperio Ruso), es una de las figuras más emblemáticas de la poesía rusa del siglo XX y uno de los grandes exponentes del futurismo y la vanguardia soviética. Su obra y vida permanecen como testimonio de una generación marcada por intensos cambios sociales, políticos y artísticos.

Mayakovsky comenzó a interesarse por la poesía y el arte desde joven, integrándose en el movimiento futurista ruso, que buscaba romper con las tradiciones literarias clásicas y expresar el dinamismo de la modernidad a través de la ruptura del lenguaje y la experimentación con la forma.

Sus poemas se caracterizan por:

Voz apasionada y combativa, que refleja ideales revolucionarios y sociales.

Uso innovador del verso libre, juegos tipográficos y ritmo marcado, casi teatral.

Temáticas que van desde el amor y el desamor hasta fervientes exhortaciones políticas.

Su estilo fue radicalmente diferente a la poesía rusa tradicional y fue fundamental para darle voz literaria a la Revolución Rusa de 1917 y a los primeros años de la Unión Soviética.

Mayakovsky apoyó activamente la Revolución de Octubre, convirtiéndose en un vocal promotor del cambio social y paradigmas soviéticos. Colaboró con la prensa revolucionaria y escribió huelgas visuales y textos teatrales que se convirtieron en una herramienta más de propaganda y construcción de identidad socialista.

Sus obras más conocidas de esta época incluyen:

  • «Un pájaro en el cielo» (1917): que reflejaba el fervor de los primeros días revolucionarios.

  • Lenín (1924): un extenso poema dedicado al líder bolchevique.

  • Dramaturgia y guiones para obras y espectáculos con fuertes mensajes políticos.

A pesar de su compromiso con la revolución, Mayakovsky fue crítico con algunos aspectos de la burocracia soviética y la forma como la revolución evolucionó. Sufrió presiones y censuras, lo que le llevó a una vida personal y artística tormentosa.

En 1930, a los 36 años, se suicidó en Moscú, dejando detrás una obra que se consideró en ocasiones incómoda para el régimen y que, sin embargo, fue reivindicada como parte esencial de la cultura soviética.

Hoy, Mayakovsky es reconocido no solo por su valor literario, sino también por su papel en la lucha artística y política por transformar la sociedad a través del arte. Su vida simbólica es un reflejo de los ideales, conflictos y esperanzas del revolucionario siglo XX.

Nacido el 19 de julio de 1893, Vladimir Mayakovsky no solo fue un poeta revolucionario sino un símbolo de la vanguardia, un creador que con sus palabras y acciones irradiaba el espíritu de un mundo en transformación, enfrentando con valentía la contradicción entre el arte, la política y la condición humana. Su legado perdura como un faro para quienes creen en el poder del arte para cambiar la realidad.

Con AFP.

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