El 14 de julio de 2016, la ciudad francesa de Niza fue escenario de uno de los atentados terroristas más devastadores de su historia.
En plena celebración del Día Nacional de Francia, conocido como la Fiesta de la Bastilla, Mohamed Lahouaiej Bouhlel, un inmigrante tunecino de 31 años con residencia en Niza, condujo deliberadamente un camión frigorífico de 19 toneladas a gran velocidad contra una multitud que se encontraba en el Paseo de los Ingleses, disfrutando del espectáculo de fuegos artificiales.
El ataque, que ocurrió alrededor de las 22:40 horas, dejó un saldo trágico de 86 personas muertas y más de 430 heridas, muchas de ellas de gravedad, incluyendo niños y familias enteras. El camión avanzó varios cientos de metros atropellando a los civiles, generando escenas de caos y pánico en uno de los lugares más turísticos de la Costa Azul francesa.
Tras embestir a la multitud, Bouhlel descendió del vehículo y abrió fuego contra policías y transeúntes antes de ser abatido por las fuerzas de seguridad en el lugar. El grupo terrorista Estado Islámico (Daesh) reivindicó el ataque a través de su agencia de prensa Amaq, señalando que fue una respuesta a las llamadas a atacar países de la coalición que luchaban contra ellos.
Este atentado fue el tercero de gran magnitud en Francia en poco más de un año y medio, después de los ataques contra la revista Charlie Hebdo en enero de 2015 y los atentados en París en noviembre de 2015, lo que llevó al gobierno francés a extender el estado de emergencia por tres meses para reforzar la seguridad nacional.
La tragedia conmocionó a Francia y al mundo entero, dejando una profunda huella en la memoria colectiva y renovando el debate sobre la amenaza del terrorismo yihadista en Europa. Las autoridades francesas y la comunidad internacional expresaron su solidaridad con las víctimas y sus familias, mientras que la ciudad de Niza rindió homenaje a los fallecidos en actos conmemorativos.
El atentado también motivó una revisión de las políticas de seguridad y vigilancia, así como un fortalecimiento de los controles en eventos públicos masivos en Francia y otros países. La investigación judicial continúa para esclarecer todos los detalles y posibles cómplices del ataque, cuyo juicio comenzó años después para los acusados vinculados a la masacre.
En resumen, el atentado de Niza del 14 de julio de 2016 es recordado como una de las peores tragedias terroristas en suelo francés, que golpeó en un día de celebración nacional y dejó una profunda herida en la sociedad.