MÁS DESOCUPACIÓN, MENOS EMPLEO Y MAYOR INFORMALIDAD: EL TRABAJO ARGENTINO EN CRISIS SEGÚN EL IPYPP

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El Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP) presentó un nuevo informe que pone en cifras el deterioro acelerado del mercado laboral argentino durante el primer trimestre de 2025. El diagnóstico es contundente: crece la desocupación, se destruye empleo formal y la informalidad alcanza niveles récord, con especial impacto en jóvenes y mujeres.

Desocupación en alza y destrucción de empleo formal

La tasa de desocupación trepó al 7,9% en el primer trimestre del año, lo que implica un aumento respecto al mismo período de 2024 y suma 243 mil nuevos desocupados en los últimos dos años. El informe señala que este deterioro se explica principalmente por la destrucción de empleo formal: entre noviembre de 2023 y marzo de 2025 se perdieron casi 200 mil puestos registrados, tanto en el sector privado como en el público y en casas particulares.

El avance de la informalidad y el trabajo precario

Mientras caen las relaciones asalariadas formales, crece el número de monotributistas —muchos en condiciones de fraude laboral— y se consolida el esquema de “changas” como forma predominante de inserción laboral. Según el IPYPP, la informalidad laboral subió 1,2 puntos porcentuales en el último año y ya supera el 42% de la fuerza laboral, con cuatro de cada diez trabajadores no registrados. Entre los asalariados, el no registro llega al 36,1%, y entre los trabajadores no asalariados, al 56,9%. Proyectado a la población urbana, esto significa que al menos 8,4 millones de personas trabajan en la informalidad.

Jóvenes y mujeres, los más afectados

El impacto es especialmente grave entre los jóvenes: la desocupación juvenil alcanza el 19,2% en mujeres y el 15,1% en varones, mientras que el 64,4% de los asalariados jóvenes está en la informalidad. Las mujeres, además, sufren más desocupación, más informalidad y más pluriempleo, y ganan en promedio un 26% menos que los varones.

El trabajo ya no garantiza ingresos suficientes

El informe advierte que más del 24% de la población económicamente activa está desocupada o busca otro empleo, reflejo de que el trabajo ya no garantiza ingresos suficientes para sostenerse. De hecho, casi tres de cada diez trabajadores son pobres y el 4,3% son indigentes, cifras que se agravan entre los asalariados informales y cuentapropistas. El ingreso promedio de los trabajadores quedó un 31% por debajo del umbral de pobreza para una familia tipo.

La desindustrialización y el avance de empleos inestables

La desindustrialización se consolida: el empleo industrial pierde peso frente al avance de sectores de servicios de baja productividad y menor estabilidad. El trabajo asalariado retrocede, mientras avanza el rebusque, la changa y la facturación como únicas alternativas de inserción laboral.

El IPYPP concluye que el modelo económico vigente promueve la destrucción de empleo formal y la expansión del trabajo precario, en un contexto donde el salario deja de ser garantía y pasa a ser incertidumbre. El informe advierte que no se trata de un efecto colateral, sino de una política deliberada, y llama a reponer en el centro de la agenda pública el debate sobre el trabajo con derechos y la recuperación de empleos de calidad.

“No se está discutiendo el futuro del trabajo, se está discutiendo si todavía puede haber trabajo con derechos. La agenda no puede ser la subsistencia”.

Redacción Notigital: Informe completo en la página de IPYPP.

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