25 AÑOS DE OTRA LIBERTADORES QUE GANÓ BOCA PARA LA HISTORIA DEL CLUB, FUE POR PENALES

Foto El Gráfico

El 21 de junio de 2000, Boca Juniors alcanzó una de las cimas más importantes de su historia al consagrarse campeón de la Copa Libertadores tras una final épica contra Palmeiras, vigente campeón y uno de los equipos más temidos de Brasil en ese momento.

Este título significó la tercera Copa Libertadores para Boca y la primera desde 1978, marcando el inicio de una era dorada bajo la dirección técnica de Carlos Bianchi.

La final se disputó en dos partidos. La ida, el 14 de junio en La Bombonera, terminó con un empate 2-2 vibrante y lleno de emociones, donde ambos equipos mostraron su poder ofensivo y la paridad en el terreno de juego. La vuelta, el 21 de junio, se jugó en el imponente Estadio Morumbí de São Paulo y fue un duelo táctico y muy cerrado que terminó 0-0, llevando la definición a la tanda de penales.

La serie de penales fue un momento de máxima tensión y gloria para Boca Juniors. El arquero colombiano Oscar Córdoba se convirtió en la figura decisiva: atajó los disparos de dos jugadores clave de Palmeiras, Faustino Asprilla y Roque Junior, frenando las esperanzas del equipo brasileño. La efectividad de los pateadores de Boca fue impecable: Guillermo Barros Schelotto, Juan Román Riquelme, Martín Palermo y Jorge Bermúdez convirtieron sus tiros con precisión y temple.

El orden y la serenidad en la ejecución de los penales reflejaron la fortaleza mental del equipo dirigido por Bianchi, que supo manejar la presión en uno de los estadios más difíciles del continente. Finalmente, el disparo decisivo de Jorge Bermúdez selló la victoria por 4-2 en la tanda, desatando la euforia de los hinchas xeneizes y la consagración de Boca como campeón continental.

Este título no solo fue una conquista deportiva, sino también un símbolo de la identidad y el renacer de Boca Juniors en el fútbol sudamericano. El plantel contaba con figuras que serían leyendas del club, como Riquelme, Palermo, Schelotto y el propio Córdoba, quienes combinaron talento, carácter y experiencia para lograr la gloria.

La Copa Libertadores 2000 fue el punto de partida para una década dorada, que incluyó más títulos internacionales y la consolidación de Boca como una potencia mundial, reflejada también en la posterior obtención de la Copa Intercontinental ese mismo año frente al Real Madrid.

La final contra Palmeiras y la definición por penales quedaron grabadas en la memoria colectiva de los hinchas y en la historia del club. La actuación de Oscar Córdoba como arquero héroe y la precisión de los ejecutores de penales se convirtieron en un ejemplo de cómo la fortaleza mental y la preparación pueden definir campeonatos.

Este título reafirmó la mística de Boca Juniors en la Copa Libertadores y estableció un modelo de equipo ganador que sería emulado en años posteriores. La gloria en penales del 21 de junio de 2000 es, sin duda, una de las páginas más brillantes del folclore futbolístico argentino

Con NA.

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