Un 31 de mayo de 1852 se firmó el Acuerdo de San Nicolás, un pacto fundamental para la organización política de Argentina tras la caída de Juan Manuel de Rosas.
Este acuerdo convocó a un Congreso Constituyente que sentó las bases para la Constitución Nacional de 1853, estableciendo un marco legal y federal para el país. Fue un momento decisivo para la consolidación del Estado argentino y la búsqueda de unidad entre las provincias.
El Acuerdo de San Nicolás es recordado como un símbolo de diálogo y construcción institucional en la historia argentina.