El 27 de mayo de 1930 se inauguró el Edificio Chrysler en Nueva York, que en ese momento se convirtió en el rascacielos más alto del mundo con 319 metros de altura.
Esta obra maestra del art déco fue símbolo del auge económico estadounidense previo a la Gran Depresión y representó un hito en la arquitectura y la ingeniería. Su diseño elegante y su aguja metálica distintiva lo convirtieron en un ícono de la ciudad y un referente para futuras construcciones.