El 26 de mayo de 1808, durante la Guerra de la Independencia Española, las ciudades de Sevilla, Santander y Gijón se levantaron en armas contra las tropas napoleónicas que ocupaban España.
Estos levantamientos formaron parte de una oleada de resistencia popular que buscaba expulsar a los invasores franceses y restaurar la soberanía nacional.
Estos hechos fueron fundamentales para la eventual derrota de Napoleón en la península ibérica y para el surgimiento del sentimiento nacionalista español.