El 20 de mayo de 1927, el aviador estadounidense Charles Lindbergh despegó desde Roosevelt Field, Nueva York, para realizar la primera travesía en solitario del océano Atlántico en avión.
Su vuelo en el monoplano Spirit of St. Louis duró 33 horas y 30 minutos, culminando con un exitoso aterrizaje en Le Bourget, cerca de París.
Esta hazaña marcó un hito en la historia de la aviación, demostrando la viabilidad de vuelos transoceánicos y consolidando a Lindbergh como un héroe mundial. Su valentía y perseverancia abrieron el camino para el desarrollo de la aviación comercial moderna.