LOS DESAFIÓS DE LA POLÍTICA ELECTORAL Y LA REALIDAD PARALELA DE MILEI
Foto Canal Abierto
Desempleo, despidos, pobreza, inflación, criptoestafas, salarios cada día más mínimos y deuda, mucha más deuda. En el mes de las elecciones porteñas, el Presidente se sube a la campaña con poco que mostrar. Las trampas de la democracia, al desnudo.
Por Federico Chechele | Seguramente cuando los libros de historia retraten esta época destacarán el esfuerzo que han hecho los argentinos para mantener a salvo a la democracia luego de un siglo que tuvo tantos golpes de Estado como elecciones presidenciales. A pesar de los esfuerzos, la gran deuda de estos 41 años de democracia sigue siendo el hambre, pero también la fragilidad de las instituciones.
La falta de consensos en la política argentina hace que ningún gobierno se anime a tomar la decisión de suspender las elecciones legislativas intermedias para darle una mejor y mayor velocidad a la gestión y salir del retardo de la campaña permanente. Públicamente la mayoría de las fuerzas políticas se han expresado en contra de seguir votando cada dos años, pero la falta de voluntad tiene sus razones: las oposiciones quieren limar a los gobiernos de turno y medir fuerzas siempre tiene sus frutos. Y los oficialismos, que no quieren ser interpelados en el medio de su mandato, no se animan o no tienen el poder suficiente para eliminarlas.
Así nos encontramos con años como este, donde el país votará desde abril hasta octubre. Cada elección dejará una lectura para la siguiente provincia, cada triunfo paralizará a sus oponentes, cada derrota oficialista dejará un tendal en el distrito y a nivel nacional la economía sufrirá temblores ante un eventual magro papel electoral. Un sinfín de problemas y, para colmo, al ciudadano común no solo no le interesa sino que además lo termina perjudicando.
Mientras todo esto se discute y no se resuelve, en la provincia de Buenos Aires van más allá. Esta semana se aprobó en una comisión del Senado bonaerense la posibilidad de que legisladores, concejales y consejeros escolares puedan obtener la reelección indefinida, esa generosidad arcaica que brinda “el sistema”. En serio que no la ven. Es más, en el medio de la interna entre el kicilofismo y el camporismo, estos últimos avanzaron por su cuenta sin incorporar el reclamo de los intendentes para la “re-re-re”, con el único fin de obturarle al gobernador el pedido de la mayoría de los alcaldes que lo apoyan. El mesianismo de la política de no saber delegar o construir un candidato propio en ocho años (dos mandatos para quienes fueron reelegidos) habla de la escasa capacidad para crecer desde lo colectivo y del miedo a la conspiración, esa gran debilidad de los que creen ser.
Recordemos además que este año se implementará la Boleta Única de Papel (BUP) propuesta por el Gobierno para la elección de diputados y senadores nacionales, mientras que las elecciones provinciales seguirán con la tradicional lista sábana en una urna separada. Más confusión que soluciones.
A pesar de todos estos vericuetos, esta semana se conocieron algunos datos que entusiasman a propios y ajenos. La consultora Zuban Córdoba difundió una encuesta nacional que muestra un empate entre La Libertad Avanza y Unión por la Patria por lo que los tres tercios que fueron la figura estelar de las últimas elecciones se estarían repartiendo en dos. Una alianza entre libertarios y macristas rompería esa paridad pero no el esquema de que dos fuerzas hegemonicen la elección.
En Santa Fe esto no ocurrió, el gobernador Maximiliano Pullaro sacó una buena diferencia y las dos fuerzas restantes quedaron parejas. En cambio, en las elecciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires todo indica que puede darse una simetría entre libertarios y peronistas.
Esta semana tuvimos el debate entre los 17 candidatos que disputarán en CABA. No ganó nadie pero tomaron más visibilidad los candidatos menos conocidos. Ubicado bien en las encuestas, Leandro Santoro jugó a no perder, Manuel Adorni le habló a su público con la crueldad como método de atracción, y el PRO ve desafiado su liderazgo de 17 años con una candidata que si habla o no habla da lo mismo. Quizás lo más destacado del debate fue el baile que le pegó la candidata de Confluencia, Eva Koutsovitis, cuando despellejó al exalcalde Horacio Rodríguez Larreta que recitaba obras públicas de memoria. Se votará el próximo domingo 18, ahí veremos si Juan Manuel Olmos, ilustre armador del PJ porteño, gana al menos una elección.
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