En la tarde del 28 de abril de 1945, Benito Mussolini, dictador y líder del Partido Fascista italiano, fue capturado y fusilado sumariamente por partisanos comunistas en Giulino di Mezzegra, al norte de Italia, junto a su amante Clara Petacci y otros líderes fascistas.
Mussolini intentaba huir disfrazado de soldado alemán hacia Suiza, pero fue detenido en Dongo, cerca del lago de Como. Sus cuerpos fueron trasladados a Milán y expuestos públicamente en la plaza de Loreto, donde fueron colgados boca abajo y profanados por una turba enfurecida, símbolo del fin del régimen fascista.
Este hecho marcó uno de los últimos episodios de la Segunda Guerra Mundial en Europa, apenas dos días antes del suicidio de Adolf Hitler.