La reciente confrontación entre el asesor presidencial Santiago Caputo y el diputado Facundo Manes en el Congreso ha generado un intenso debate sobre los límites de la política y la intimidación.
Según Manes, Caputo lo amenazó con “tirarle todo el Estado encima” durante un altercado en los pasillos del Congreso, lo que ha llevado al diputado a denunciar al asesor por amenazas agravadas.
Este incidente no solo ha polarizado a la opinión pública, sino que también ha revelado las profundas divisiones dentro del periodismo político. Mientras que algunos periodistas, como Alfredo Leuco, han criticado duramente la conducta de Caputo, otros, como Horacio Cabak, han intentado restar importancia a las acusaciones de Manes, sugiriendo que se trataba de una percepción subjetiva del diputado y no de una amenaza real4.
Cabak, en particular, ha sido criticado por su defensa de Caputo, llegando incluso a tuitear que el incidente fue un error que eclipsó el “excelente discurso” del presidente Javier Milei y que Manes había realizado un “stand up” en el Congreso. Esta postura ha sido vista por muchos como una defensa a ultranza de Caputo y una minimización de la gravedad del incidente.
En un momento en que la política argentina se encuentra cada vez más polarizada, es crucial que se establezcan límites claros entre el debate político y la intimidación. La amenaza a un diputado en el recinto del Congreso no puede ser tomada a la ligera, ya que afecta no solo a la integridad personal del legislador, sino también al funcionamiento democrático del país.
Es hora de que tanto los políticos como los periodistas asuman su responsabilidad en la defensa de los valores democráticos y del Estado de Derecho. La ridiculización de un incidente tan grave como este puede tener consecuencias más allá de la esfera política, erosionando la confianza en las instituciones y debilitando la democracia en su conjunto. La sociedad argentina merece un debate político respetuoso y constructivo, donde las diferencias se resuelvan a través del diálogo y no de la intimidación.