LA POLÍTICA COMO MERCADO DE PASES: EL CASO DIEGO VALENZUELA

La reciente decisión del intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, de abandonar el PRO para unirse a La Libertad Avanza (LLA) de Javier Milei, no solo es un movimiento político; es un claro reflejo de la decadencia y la falta de principios en el actual escenario político argentino.

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Este tipo de “pases” entre partidos, que más parecen transferencias de jugadores en un club de fútbol que decisiones políticas fundamentadas, dañan la credibilidad de la política y desdibujan las líneas ideológicas que deberían guiar a los representantes electos.

Valenzuela ha dado señales claras de su descontento con el PRO durante los últimos años. Sin embargo, su decisión de unirse a LLA parece más una estrategia para salvar su imagen que un verdadero compromiso con los principios que dice defender. A lo largo de su gestión, el intendente ha estado más preocupado por mantener su puesto que por abordar los problemas reales que afectan a Tres de Febrero. Su alejamiento del diálogo con la provincia gobernada por Axel Kicillof, así como su preferencia por relacionarse con el gobierno nacional, son indicativos de una falta de responsabilidad hacia los vecinos que representa. ¿Acaso Valenzuela considera que sus casi 12 años en el cargo lo eximen de rendir cuentas?

La llegada de Valenzuela a LLA se produce en un contexto donde Milei y su partido han prometido combatir a la “Casta”, un término que se ha vuelto recurrente en el discurso político argentino. Sin embargo, este cambio plantea una pregunta incómoda: ¿qué es la “Casta” si no aquellos políticos que cambian de bando según les convenga? Valenzuela, quien en sus inicios se rodeó de figuras del progresismo y del PRO, ahora se alinea con un partido que critica abiertamente las prácticas políticas tradicionales. Este acto no solo es contradictorio; es una muestra palpable del oportunismo que caracteriza a muchos políticos en Argentina.


La estrategia de Valenzuela parece ser clara: buscar un espacio en LLA para posicionarse mejor ante las elecciones de 2027. Sin embargo, este enfoque superficial ignora las necesidades reales de su distrito. La paralización de obras públicas y la falta de gestión son problemas palpables que no se solucionan simplemente cambiando de camiseta política. En lugar de asumir la responsabilidad por su gestión y trabajar para mejorar la calidad de vida en Tres de Febrero, Valenzuela opta por jugar al ajedrez político, moviendo piezas sin considerar las consecuencias para sus ciudadanos.


La política argentina enfrenta un momento crítico donde los pases entre partidos parecen más una estrategia personal que un compromiso con el bienestar público. El caso de Diego Valenzuela es emblemático: un intendente que ha decidido priorizar su carrera política sobre las necesidades reales de su comunidad. Este tipo de movimientos solo contribuyen a profundizar la desconfianza ciudadana hacia la clase política y a perpetuar un ciclo donde los intereses personales priman sobre el servicio público. Es hora de exigir más coherencia y responsabilidad a nuestros representantes, porque la política no debería ser un juego donde todos pueden cambiarse de camiseta cuando les conviene.

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