LA “TRIBU” DE VALENZUELA Y LA HIPOCRESIA DEL USO DE SÍMBOLOS POLÍTICOS

Foto Facebook

Recientemente, el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, ha generado un fuerte revuelo con sus declaraciones sobre la remoción de símbolos peronistas de edificios públicos.

En un post en sus redes sociales, se refirió a los espacios políticos como “tribus”, un término que no solo resulta despectivo, sino que también refleja una falta de respeto hacia la diversidad política que caracteriza a nuestro país.

El gobierno nacional de Javier Milei ha decidido retirar imágenes y símbolos asociados al peronismo en un intento por “reordenar” los espacios públicos. Esta medida incluye la eliminación del busto de Néstor Kirchner en las oficinas de ANSES y el tapado de murales en el Correo Argentino. En este contexto, Valenzuela aplaudió estas acciones, afirmando que “en edificios y oficinas públicas no debe haber imágenes partidarias o culto a la personalidad de líderes políticos”.

Sin embargo, me resulta paradójico que Valenzuela critique el uso partidario de espacios públicos cuando él mismo ha sido señalado por utilizar recursos del estado provincial para cambiar los carteles de obra y pintarlos con los colores municipales. ¿No es eso también una forma de propaganda política? Su postura parece más bien un intento de deslegitimar a otros sectores políticos mientras él se beneficia del uso de recursos públicos para fines partidarios.

Reducir las diferencias políticas a “tribus” es una simplificación peligrosa. Esta visión no solo minimiza la riqueza del debate político argentino, sino que también contribuye a polarizar aún más nuestra sociedad. En lugar de fomentar el diálogo y el entendimiento entre diferentes ideologías, Valenzuela parece optar por una retórica que divide y enfrenta.

La controversia generada por las declaraciones de Valenzuela y las acciones del gobierno de Milei nos llevan a reflexionar sobre la representación política en los espacios públicos. Si bien es cierto que se debe buscar una cierta neutralidad en las instituciones, también es fundamental reconocer y respetar la historia y la identidad política del país.

La diversidad ideológica es un valor que debemos proteger, no desestimar.En definitiva, es crucial mantener un debate equilibrado que considere tanto la necesidad de neutralidad en los espacios públicos como el respeto por las distintas corrientes políticas que han formado parte de nuestra historia. La política no debería ser vista como una lucha entre “tribus”, sino como un espacio para el diálogo y la construcción colectiva. Espero que esta versión refleje tu voz y perspectiva sobre el tema. Si necesitas algún ajuste o adición, no dudes en decírmelo.

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