“Lo denuncié porque me pegó, varias veces. Me golpeó, me pateó y me pegó en la cara”. Ese relato, sin rodeos, escuchó el abogado Juan Pablo Fioribello de boca de Fabiola Yañez, al otro lado del teléfono y desde Madrid. La conversación tuvo lugar minutos después de que la exprimera dama denunciara a Alberto Fernández por violencia de género. El expresidente, que guardó silencio durante todo el día de ayer, quedó en el ojo de la tormenta. La Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nro 6, interinamente a cargo de Carlos Rívolo, convocó a la Dirección General de Acompañamiento, de Orientación y Protección a las Víctimas (DOVIC), a cargo de Malena Derdoy, y a la Unidad Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM), cuya titular es Mariela Labozetta, para brindar inicialmente “una acabada protección de la víctima”, y también, dijeron, “para el desarrollo de medidas y estrategias de investigación”. El fiscal deberá tomar una ampliación de la declaración de Yañez, aunque no se conoce con certeza cuándo eso ocurrirá y tampoco si la causa quedará en el marco del fuero federal o no.

El abogado no volvió a hablar con Fernández. Ya no lo representará más. “Yo le dije a Fernández en la cara que, si Yañez me decía que había sido golpeada, bajo ningún concepto lo iba a seguir representando”. Más allá de que Fioribello se puso a disposición de la exprimera dama, la denunciante todavía no le confirmó si va a requerir sus servicios. Yañez está en Madrid, la mayor parte del tiempo con los teléfonos apagados y transitando horas “muy angustiantes”, en las que siente “una presión terrible en todo sentido”, según comentó el abogado que pudo conversar con ella.

Yañez sigue en Madrid con su hijo Francisco y la compañía de su madre y abuela del menor. El juzgado de Ercolini también avanzó en el cambio de la custodia porque, en la denuncia, ella dijo que la que tenía anteriormente asignada era cercana al expresidente y “no se sentía segura”. Ercolini, además de prohibirle a Fernández la salida del país, también le exigió que no se acerque a ella a menos de 500 metros y le prohibió cualquier tipo de contacto, incluso por medio de terceros.

El fiscal Rivolo deberá ampliar la declaración de Yañez. “Hay que ver con detalle si lo que contó ocurrió en Olivos o no. Entendemos que sí, pero yo no accedí a los chats ni a las fotos”, dijo Fioribello en una entrevista televisiva, y añadió: “Entendemos que algunos hechos habrían sucedido en Olivos. Pero ella refiere varios episodios. Habrá que ver qué se toma como base para accionar”.

Fioribello contó que él “siempre supo” que “había muchas discusiones entre ellos, muchos conflictos a nivel relación y chispazos”, porque se lo contaban ambos y recordó que “bastante antes de que termine el mandato ella se mudó del chalet principal de la Quinta de Olivos a una casa de huéspedes y estaban durmiendo separados”. “No venía siendo una relación simple, normal y buena”, indicó.

Versiones desde Puerto Madero

Fernández estuvo toda la jornada en su departamento de Puerto Madero y corrieron distintas versiones sobre su estado emocional y de salud, incluso que se había descompensado, pero lo único que el expresidente respondió en on the record fue una pregunta que le hicieron desde NA sobre cómo estaba. “Lo vamos a sobrellevar”, dijo. El día anterior había publicado un comunicado en el que escribió que lo que denunció Yañez es falso y que aportará ante la justicia “las pruebas y testimonios que dejarán en evidencia lo que realmente ocurrió”. En su entorno comentaron que estaba “muy angustiado”, intentando preparar los argumentos judiciales y seguían insistiendo con que Yañez “venía con problemas”. Aún no se sabe quién será su abogado ni cuándo deberá presentarse a declarar.

En el día, por otra parte, corrió el rumor de que Fernández había sido expulsado de la cátedra en la que dicta clases en la Universidad de Buenos Aires. Desde la facultad de Derecho de esa casa de estudios, sin embargo, dijeron que “durante el próximo cuatrimestre Alberto Fernández no tendrá designación vigente en la Facultad ya que su curso no alcanzó el mínimo requerido de alumnos inscriptos”. Por ahora, no hablaron de expulsión.

“Gracias por preocuparse. Lo vamos a sobrellevar”. Esa frase, escueta, escribió con su celular y desde su departamento. Fue el día después de la denuncia que su expareja, Fabiola Yáñez, le hizo frente al juez federal Julián Ercolini por violencia de género. El abogado que era de ambos, Juan Pablo Fioribello, después de la denuncia de Yañez, decidió tomar postura y acompañar a la exprimera dama.

“Las víctimas hablan cómo y cuándo pueden. Las personas que sufren ese tipo de violencia se sienten vulnerables y tienen miedo”, dijo Fioribello, que posiblemente siga siendo el abogado de Yañez, como ya lo es en la causa de la foto de Olivos. Él, según comentó, hará una consulta con el Colegio Público de Abogados para ver si no hay incompatibilidad porque también asesoró legalmente en otras causas a Fernández. “Si pudiera por un tema legal, es decir, si el Colegio de Abogados me dice que no hay incompatibilidad, y si ella me lo solicita, mi compromiso fue con Yañez desde el minuto cero”, subrayó.

En base a todo lo que la exprimera dama habría contado en el juzgado y en base a lo que dice Fioribello que le contó a él, surge la duda acerca de cómo nadie del entorno más próximo del Presidente percibió o se enteró de lo que Yañez dice que estaba padeciendo. “No sabía nada, sino lo hubiera denunciado”, se justifican algunos. Otros prefieren no hacer comentarios y se llaman a silencio. Ayelén Mazzina, quien era la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad en la época en la que posiblemente Yañez habría recibido los golpes, ayer salió a decir que “leí en varios medios que ella había pedido ayuda al ministerio, y que se le respondió que ‘ya va a pasar’. Eso nunca sucedió, no al menos en mi gestión; sería incapaz de dar una respuesta así”.

Kelly Olmos, quien era ministra de Trabajo, en cambio, declaró: “No me lo imagino a Alberto en esa situación”. Por último, los ojos se posan sobre María Cantero, la secretaria de Fernández que recibió los chats de Fabiola en los que ella mostraría los golpes en fotos y videos. “Hay que ver cuál fue la respuesta, si ella le dijo ‘no te preocupes, no pasa nada’, o si le dijo: ‘yo te ayudo’. Entiendo que ella le dijo que le iba a dar una mano y no hizo nada”, disparó Fioribello.

Si bien las denuncias de este tipo siempre las tiene que hacer la víctima, el entorno puede –y debe– ayudar y acompañar. En el corto plazo se deberá empezar a buscar pruebas y, seguramente, se realizarán rondas de testigos. Olivos es un lugar en el que hay cámaras y decenas de personas que trabajan a diario y que, por ende, pueden haber visto cosas. “Se va a ver la miserabilidad, porque no va a faltar el vivo que se anticipe y empiece a pedir algún tipo de compensación para declarar en un sentido o en otro”, advirtió Fioribello.

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