Durante la presidencia de Carlos Menem, la economía argentina experimentó una serie de cambios radicales, algunos de los cuales generaron un impacto duradero en el país y profuza recesión con el tiempo.

Convertibilidad y Ley de Convertibilidad: Una de las políticas más emblemáticas de la presidencia de Menem fue la implementación de la Ley de Convertibilidad en 1991. Esta ley estableció una paridad fija entre el peso argentino y el dólar estadounidense, lo que significaba que el peso argentino estaba respaldado por reservas en dólares en una relación de 1 a 1. Esta medida buscaba combatir la inflación descontrolada y brindar estabilidad económica.

Con las privatizaciones: Menem llevó a cabo un extenso programa de privatizaciones en varios sectores de la economía, incluyendo telecomunicaciones, energía, transporte y servicios públicos. Si bien estas privatizaciones generaron ingresos para el gobierno y modernizaron algunas industrias, también fueron objeto de críticas por su impacto en el empleo y la prestación de servicios públicos.

Con la apertura económica: Durante su mandato, Menem implementó políticas de apertura económica y liberalización comercial, reduciendo aranceles y promoviendo la inversión extranjera. Esto llevó a un aumento en las importaciones y una mayor exposición de la economía argentina a los vaivenes del mercado global.

La crisis económica llegó a fines de los 90: A pesar de los éxitos iniciales de la convertibilidad, la economía argentina enfrentó graves dificultades hacia finales de la década de 1990. La rigidez del régimen de tipo de cambio fijo, combinada con la recesión global y problemas estructurales en la economía argentina, condujo a una crisis financiera y una profunda recesión. La convertibilidad se volvió insostenible y finalmente fue abandonada en 2001, marcando el comienzo de una de las peores crisis económicas en la historia moderna de Argentina.

En resumen, la presidencia de Carlos Menem estuvo marcada por una combinación de reformas económicas, como la convertibilidad y las privatizaciones, pero también por desafíos significativos que llevaron a una crisis económica profunda hacia finales de su mandato. Ese mismo modelo que ya fracazó es el que Javier Milei quiere llevar adelante.