Un 18 de abril de 1506 el papa Julio II coloca la piedra basal de lo que será la basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano.
En un lugar cercano a lo que fue el circo de Nerón donde fue martirizado y enterrado el apóstol Pedro, a quien Jesús de Nazaret encomendó la difusión del cristianismo. La construcción de la basílica más importante de la Iglesia católica concluyó en 1626.