Tras el fracaso de la Ley Ómnibus, que volvió a foja cero luego de que el oficialismo decidiera la vuelta a comisión, el diputado y jefe de bloque de la Unión Cívica Radical (UCR), Rodrigo de Loredo, rompió en llanto en el ingreso del Congreso de la Nación.
El cordobés, quien se había mostrado reticente al proyecto en su génesis pero que a la hora de la votación siempre votó en favor al gobierno, se mostró conmovido hasta las lágrimas por la marcha atrás del paquete de medidas y lamentó: “Había una gran oportunidad”.
“Por ahí me siento un ingenuo, porque la verdad… nosotros somos reformistas. Entonces, eso significa que la reforma sucede cuando uno la va construyendo, pero vienen los fundamentalistas de siempre que nos hunden como país y empieza todo de cero”, dijo Loredo ante la prensa, al ser consultado por lo ocurrido en la tarde de este martes.
Luego, afirmó que no sabe cómo “se imagina” el después y afirmó que su espacio siempre va a proponer que “se labure”.
Sin embargo, al ser consultado por los dichos del presidente Javier Milei, quien armó una lista de “traidores”, el radical afirmó. “Hace tiempo me tiene sin cuidado cualquiera de los disparates que diga Javier Milei, que no me guarda ningún respeto”.
“Me puso en una lista del lado del bien, pero yo no quería estar en ninguna. No considero que tenga actitudes morales para esa línea divisoria tan peligrosa que tanto mal le trajo a la Argentina”, enfatizó.
Posteriormente, afirmó que las actitudes del Ejecutivo “desde lo institucional, me parecen peligrosos y antidemocráticos. Nada bueno se puede esperar en una Argentina con una dialéctica de ese tipo”, y sostuvo que “lo que más me preocupa a mí es el tema social y cultural, los presidentes son arquetipos, son modelos culturales”.
Las declaraciones de Loredo tienen lugar luego de que, en la tarde de este martes, el presidente argentino despachara toda su furia desde Israel tras el fracaso en el tratamiento del proyecto de “Ley Ómnibus”. Milei retomó su muletilla de campaña contra “la casta” –pese a los notorios esfuerzos para ayudarlo de la denominada oposición amigable– y apuntó en particular a “los gobernadores”, que en su original visión del mundo se habrían complotado para impedirle “resolver los problemas estructurales de la Argentina”.
El jefe de Estado apuntó desde su cuenta en la red X contra lo que llamó “sectores de la política que se resisten a hacer los cambios que le país necesita”, y añadió en tono desafiante que “van a tener que explicarle a la sociedad por qué”.
Asimismo, aseguró que “vamos a continuar con nuestro programa con o sin el apoyo de la dirigencia política que destruyó nuestro país”, un colectivo cada vez más difuso para los libertarios.
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