Real Madrid igualó 1-1 con Manchester City, que tuvo a Julián Álvarez en el banco de suplentes, por la ida de la semifinal de la Champions League.
Golazos de Vinicius y Kevin De Bruyne en el Santiago Bernabéu, donde Pep Guardiola no hizo ni un solo cambio y ambos equipos golpearon en el mejor momento del rival.
Real Madrid sufrió la posesión y los embates de Manchester City en el comienzo, pero mantuvo su valla en cero gracias a las grandes respuestas de Thibaut Courtois bajo los tres palos. Probaron De Bruyne, Rodri y Erling Haaland, en dos oportunidades.
Hasta ese momento, el partido parecía controlado por los ingleses hasta que llegó el cachetazo de Vinicius, como para demostrar que su equipo no necesitaba tanto la pelota para mandarla a guardar.
A los 36 minutos, Eduardo Camavinga cruzó la mitad de la cancha conduciendo hasta casi tres cuartos, donde tocó al medio para Vinicius, quien controló para adelante con un toque y casi desde la medialuna sacó un derechazo imposible para Ederson. Fue su octavo grito en los últimos 11 encuentros jugados.
La otra ocasión que tuvieron los españoles fue apenas un rato antes, a los 25, con un centro venenoso del brasileño que sacó justo Rubén Dias, cuando Karim Benzema se preparaba para mandar la pelota a la red.
Real Madrid había sobrevivido a una buena dosis de sufrimiento para voltear el rumbo de un partido que entraba en su terreno. En su mano ir por el rival para buscar una ventaja mayor o defender con intensidad el triunfo en un segundo acto en el que recuperó su verdadera identidad. Y aceptó el intercambio de golpes que le propuso un Manchester City en el que emergió la figura de De Bruyne.
Y los papeles interpretados en el primer acto se cambiaron. Cuando mejor estaba el conjunto de Carlo Ancelotti, que encontró la forma de hacer daño a la presión a la primera línea del rival. Cuando Ederson había sacado un disparo arriba de Benzema, Vinícius y Rodrygo rondaban el gol con acciones de peligro, Alaba defendía de forma magistral una acción típica de gol de Haaland.
De una anticipación de Rodri a Rodrygo a un innecesario pase al centro en inicio de jugada de Camavinga, nació el empate. De Bruyne emulando a Vinícius, enganchó un disparo seco imposible hasta para Courtois. El segundo golazo para aumentar la belleza del pulso más bonito de Europa.
Sobrevoló el Etihad y el partido de vuelta por el césped del Bernabéu. Cualquier golpe final habría condicionado la vuelta. Y la tuvo de Benzema, de cabeza abajo para toparse de nuevo con Ederson que se lució al disparo potente de Tchouaméni cuando Ancelotti pasó al plan b con el músculo francés en la medular, junto a Camavinga con la entrada de Nacho al lateral.
Ya no hubo más noticias de Haaland, que rebajó su poderío en un día clave, ni del City sin cambios de Guardiola. Los recuerdos del pasado se impusieron al hambre del presente, por lo menos hasta la revancha del miércoles 17 de mayo en Inglaterra.