El 10 de junio de 1940, Italia, bajo el liderazgo de Benito Mussolini, declaró la guerra a Gran Bretaña y Francia, marcando su entrada oficial en la Segunda Guerra Mundial y ampliando el conflicto a nivel mundial.
Esta decisión se produjo en un contexto de avance alemán en Europa y la búsqueda de Mussolini por consolidar el poder fascista y expandir la influencia italiana. La declaración de guerra significó un cambio estratégico que afectó el desarrollo del conflicto bélico y las alianzas internacionales.
La entrada de Italia en la guerra tuvo profundas consecuencias para el país y la región, involucrando a la nación en combates en múltiples frentes y afectando a millones de personas. Fue un momento clave que definió el curso de la guerra y la historia europea.
Recordar esta fecha es fundamental para comprender las complejidades de la guerra y las decisiones políticas que marcaron el siglo XX.