Un 9 de octubre de 1941 el presidente de Estados Unidos, Franklin Roosvelt, autoriza el desarrollo y construcción de la bomba atómica.
Con un plan que demandó una inversión de 2.000 millones de dólares de la época. Durante la Segunda Guerra Mundial, EEUU arrojó sendas bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.