Un 17 de octubre de 1951 la primera dama María Eva Duarte de Perón pronuncia su último discurso desde el balcón de la Casa Rosada.
Ante una multitud reunida en la Plaza de Mayo para conmemorar el “Día de la Lealtad” peronista. En agosto de 1951, debilitada por su enfermedad, Evita había pronunciado un emotivo discurso recordado como “el día del renunciamiento”, en el que desistió de acompañar al presidente Juan Domingo Perón en la fórmula para su reelección.