67 AÑOS DE LOS FUSILAMIENTOS DE JOSÉ LEÓN SÚAREZ Y LA RESISTENCIA PERONISTA

Foto Perfil

Los fusilamientos de civiles del 9 de junio de 1956 en la localidad bonaerense de José León Suárez fueron recordados por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que calificó ese hecho como un “brutal ataque” perpetrado por la dictadura cívico-militar de Pedro Eugenio Aramburu.

 

“A 67 años de los fusilamientos a civiles en la localidad bonaerense de José L. Suárez, a manos de las fuerzas de la dictadura cívico-militar encabezada por el Gral. Pedro E. Aramburu. Como consecuencia del brutal ataque, 5 personas murieron”recordó el organismo presidido por Horacio Pietragalla Corti desde su cuenta oficial de Twitter.

“Estos fusilamientos ilegales fueron relatados por Rodolfo Walsh en su obra Operación Masacre, una de las investigaciones periodísticas más importantes en la historia de nuestro país”señaló la Secretaría.

 

También el ministro de Defensa, Jorge Taiana, recordó la fecha en sus redes sociales: “Un nuevo 9 de junio en el que recordamos los fusilamientos de José León Suárez y al general Juan José Valle quien lideró el levantamiento cívico-militar contra la revolución “libertadora” de Aramburu”, publicó en su cuenta de Twitter junto a la histórica carta del militar al general Pedro Aramburu antes de ser fusilado.

 

El juicio y la memoria

 

El recordatorio se produce en el marco del juicio por los fusilamientos donde el próximo miércoles continuarán las declaratorias de los familiares de los obreros y militantes que fueron fusilados.

La Comisión por la Memoria, Verdad y Justicia de San Martín es querellante en la causa y acompaña a las familias de los militantes que fueron asesinados.

El lunes pasado declararon las hijas de dos de las víctimas y el proceso tramita en el Juzgado Federal Criminal y Correccional Nº 2 de este distrito, a cargo de la jueza Alicia Vence.

Los fusilamientos

 

Hace 67 años asesinaron a Mario Brión, Francisco Garibotti, Vicente Rodríguez, Carlos Lizaso y Nicolás Carranza. En tanto, Juan Carlos Livraga milagrosamente sobrevivió y hoy tiene 91 años.

Siete de sus compañeros, que también fueron detenidos en la localidad de Florida, pudieron escapar. La dictadura que encabezaba Aramburu perpetró, en sólo tres días, 18 asesinatos de militares y de 13 civiles.

Los hechos, ignorados por la Justicia y los principales medios de comunicación, se conoció gracias a la investigación periodística realizada por Rodolfo Walsh, posteriormente publicada en el libro “Operación Masacre”, cuya primera edición data de 1957 y que así comienza:

 

Hay un fusilado que vive

 

Así comienza “Operación Masacre”:“La primera noticia sobre los fusilamientos clandestinos de junio de 1956 me llegó en forma casual, a fines de ese año, en un café de La Plata donde se jugaba al ajedrez, se hablaba más de Keres o Nimzovitch que de Aramburu y Rojas, y la única maniobra militar que gozaba de algún renombre era el ataque a la bayoneta de Schlechter en la apertura siciliana.

 

En ese mismo lugar, seis meses antes, nos había sorprendido una medianoche el cercano tiroteo con que empezó el asalto al comando de la segunda división y al departamento de policía, en la fracasada revolución de Valle. Recuerdo cómo salimos en tropel, los jugadores de ajedrez, los jugadores de codillo y los parroquianos ocasionales, para ver qué festejo era ése, y cómo a medida que nos acercábamos a la plaza San Martín nos íbamos poniendo más serios y éramos cada vez menos, y al fin cuando crucé la plaza, me vi solo, y cuando entré a la estación de ómnibus ya fuimos de nuevo unos cuantos, inclusive un negrito con uniforme de vigilante que se había parapetado detrás de unas gomas y decía que, revolución o no, a él no le iban a quitar el arma, que era un notable Mauser del año 1901.

 

Recuerdo que después volví a encontrarme solo, en la oscurecida calle 54, donde tres cuadras más adelante debía estar mi casa, a la que quería llegar y finalmente llegué dos horas más tarde, entre el aroma de los tilos que siempre me ponía nervioso, y esa noche más que otras. Recuerdo la incoercible autonomía de mis piernas, la preferencia que, en cada bocacalle, demostraban por la estación de ómnibus, a la que volvieron por su cuenta dos y tres veces, pero cada vez de más lejos, hasta que la última no tuvieron necesidad de volver porque habíamos cruzado la línea de fuego y estábamos en mi casa.

 

Mi casa era peor que el café y peor que la estación de ómnibus, porque había soldados en las azoteas y en la cocina y en los dormitorios, pero principalmente en el baño, y desde entonces he tomado aversión a las casas que están frente a un cuartel, un comando o un departamento de policía.

Tampoco olvido que, pegado a la persiana, oí morir a un conscripto en la calle y ese hombre no dijo: “Viva la patria” sino que dijo: “No me dejen solo, hijos de puta”.

Seis meses más tarde, una noche asfixiante de verano, frente a un vaso de cerveza, un hombre me dice:

–Hay un fusilado que vive.

 

No sé qué es lo que consigue atraerme en esa historia difusa, lejana, erizada de improbabilidades. No sé por qué pido hablar con ese hombre, por qué estoy hablando con Juan Carlos Livraga”.

FUENTE: Radio La Voz

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