El 21 de abril de 1960 se inauguró Brasilia, la nueva capital de Brasil, un ambicioso proyecto urbanístico y político diseñado para promover el desarrollo del interior del país y descentralizar el poder desde la costa.
Brasilia fue planificada por los arquitectos Lúcio Costa y Oscar Niemeyer, y su diseño moderno y funcional le valió ser declarada Patrimonio Histórico Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
Esta ciudad simboliza la modernidad y el progreso brasileño, y desde su creación ha sido un centro político y administrativo fundamental para la nación.