El 23 de junio de 1158, los reyes Sancho III de Castilla y Fernando II de León firmaron el Tratado de Sahagún, un acuerdo que puso fin a décadas de conflictos entre ambos reinos.
Este tratado estableció límites territoriales y alianzas estratégicas, favoreciendo la estabilidad política en la península ibérica durante la Edad Media. Su importancia radica en haber sentado las bases para la posterior unificación de Castilla y León, que sería clave en la formación de España.