El 5 de mayo de 1925, Japón promulgó la Ley Electoral General, extendiendo el derecho al voto a todos los hombres mayores de 25 años, sin requisitos de propiedad ni pago de impuestos.
Esta reforma, impulsada por el partido Kenseitō y aprobada por la Dieta, respondió a décadas de presión de movimientos sociales y partidos liberales que buscaban una mayor participación ciudadana en la política. La ley representó un avance significativo en la democratización del país, ampliando la base electoral de alrededor de 3 millones a más de 12 millones de votantes masculinos.
Aunque la ley no incluyó a las mujeres, sentó un precedente fundamental para la evolución democrática en Japón y abrió el camino para futuras reformas en derechos civiles y políticos.